Inmunosenescencia y Nutrición

La inmunosenescencia se define como el conjunto de cambios que tienen lugar en el sistema inmune con el envejecimiento (1). El sistema inmune es clave para la salud de nuestro organismo, ya que influye en la velocidad a la que se lleva a cabo el proceso de envejecimiento y por lo tanto la longevidad del mismo. Por ello, en la actualidad uno de los objetivos de salud pública es conseguir que la población llegue a la etapa de envejecimiento de manera saludable.

El envejecimiento saludable depende de la capacidad de cada individuo para mantener el equilibrio funcional de su organismo, también conocido como homeostasis. Esa capacidad va a estar condicionada en un 25% por sus genes y en un 75% restante por lo que denominamos “ambioma” (2). El ambioma recoge el conjunto de factores ambientales que nos rodea y el estilo de vida (ejercicio físico, tabaquismo, nutrición sana, estrés, sedentarismo…). Esta influencia de genética sumada al ambioma va a tener lugar a lo largo de toda nuestra vida, desde la época fetal, la infancia y desarrollo hasta la edad adulta, y muy especialmente en todo el proceso del envejecimiento.

Existe una mayor incidencia de fenómenos autoinmunitarios, infecciones y otras patologías durante el envejecimiento, lo que indica que el sistema inmune es menos eficiente. Un claro ejemplo es la actual pandemia de Covid-19, siendo las personas mayores el grupo más afectado en lo referente a infección por coronavirus y mortalidad (3).

La desnutrición es un grave problema en personas mayores, con una prevalencia alta en centros de larga estancia y hospitales. Se asocia con una lenta recuperación del daño orgánico producido por la enfermedad, mayor estancia hospitalaria, mayor riesgo de complicaciones, mayor tasa de reingreso y mayor mortalidad. Además, no debemos olvidar los diferentes cambios fisiológicos que tienen lugar durante esta etapa, como la pérdida de masa muscular o la pérdida de apetito (4).

En un articulo anterior (https://krissia.es/nutricion-y-sistema-inmune/), hablamos sobre la importancia de la nutrición para el sistema inmune, y en el que numeramos diversos nutrientes que contribuyen al correcto funcionamiento del sistema inmune. Dichos nutrientes son la vitamina A, vitamina D, vitamina C y vitaminas del grupo B (B12, B6 y ácido fólico) y ciertos minerales como el selenio (Se), el hierro (Fe), el cobre (Cu) y el zinc (Zn) (5). Existen diferentes mecanismos a través de los cuales estos nutrientes pueden participar en la modulación de la respuesta inmune (6):

  • Crecimiento, diferenciación y fluidez de las membranas celulares: las defensas de primera línea contra los microorganismos son las barreras físicas y bioquímicas de los epitelios. Las vitaminas A, C, D y los minerales como el Fe y el Se regulan la integridad de estas membranas.
  • La vitamina E y el Se protegen a las membranas del daño oxidativo debido a su acción antioxidante.
  • La vitamina D produce péptidos antimicrobianos y citocinas antiinflamatorias.
  • El Zn modula funciones de multitud de enzimas y factores de transcripción implicados en la inmunidad. Además, tiene propiedades antivirales.

Los estados de deficiencia de estos nutrientes aumentan la susceptibilidad individual a las infecciones y procesos tumorales con una tendencia a una presentación clínica grave (7,8). Por ello, mantener un patrón alimentario saludable es una de las estrategias que parecen más evidentes para mejorar la inmunosenescencia.

Una dieta variada y equilibrada que incorpore todos los nutrientes necesarios a lo largo de todas las etapas de la vida es esencial para nuestro sistema inmune. En personas mayores, es importante incluir alimentos de alta densidad nutricional, frutas y verduras diariamente, proteínas de calidad, grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra, sin olvidar otros factores importantes como un descanso adecuado y la práctica de ejercicio físico.

Bibliografía

  1. Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Latex. Alergia a pescado [sede web]. Madrid; 2018 [acceso mayo 2021]. Disponible en: https://www.aepnaa.org/ver/pescado
  2. Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. Anisakiasis [sede web]. Madrid: AESAN; Enero 2021 [acceso mayo 2021]. Disponible en: http://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/subdetalle/anisakis.htm
  3. Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Latex. Anisakis [sede web]. Madrid; 2018 [acceso mayo 2021]. Disponible en: https://www.aepnaa.org/ver/anisakis
  4. Vidal-Giraud B, Chateau D. World Surimi Market. Globefish Research Programme, Vol.89. Rome: Food and Agriculture Organization of the United Nations; 2007.
  5. Resolución de 24 de mayo de 2019, de la Secretaría General de Pesca, por la que se publica el listado de denominaciones comerciales de especies pesqueras y de acuicultura admitidas en España.
  6. Park JW. Surimi and surimi seafood. 3rd edition. New York: CRC Press; 2014.
  7. Mata E, Favier C, Moneret-Vautrin DA, Nicolas JP, Han CL, Gueant JL. Surimi and native codfish contain a common allergen identified as a 63-kDa protein. Allergy. 1994;49:442-7.
  8. MacGlashan DW. Jr. Basophil activation testing. J Allergy Clin Immunol. 2013;132:777-87.
  9. Pedrosa M, Loli-Ausejo D, Garcia-Lozano JR, Fiandor A, Lluch-Bernal M, Hurtado JL, Dominguez-Ortega J, Quirce S, Gasset M, Rodriguez-Perez R. The Burden of Allergens in Surimi Based Products Diminish With Industrial Processing. J Investig Allergol Clin Immunol. 2021 Feb 4:0. doi: 10.18176/jiaci.0674. Epub ahead of print. PMID: 33541852.
  10. Olivares F, González-Muñoz M, Carballeda-Sangiao N, Rodríguez-Mahillo A, Careche M, de las Heras C, Navas A, Tejada M. Removal of Anisakis simplex allergens from infected fish during the washing step of surimi production. J Sci Food Agric 2015; 95: 2626– 263