El colesterol y la importancia de controlarlo es de esos temas que hoy en día están en punto de mira, pero ¿qué sabemos sobre el colesterol? ¿qué puede producir en nuestro organismo?
¿Qué es el colesterol?
Lo primero que debemos saber es que el colesterol es un lípido esencial que desempeña un papel fundamental en la estructura y función de las membranas celulares, así como en la síntesis de hormonas esteroides, sales biliares y vitamina D.
Se clasifica en dos categorías principales: el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL).
El colesterol LDL, comúnmente conocido como «colesterol malo«, se transporta en el torrente sanguíneo hacia los tejidos y puede acumularse en las paredes arteriales si está presente en exceso. Esto puede dar lugar a la formación de placas ateroscleróticas y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, el colesterol HDL, denominado «colesterol bueno», transporta el colesterol desde los tejidos de regreso al hígado para su eliminación, contribuyendo a la protección del sistema cardiovascular.
El desequilibrio en los niveles de colesterol LDL y HDL, junto con otros factores de riesgo, puede ser un indicador importante de la salud cardiovascular (1)(2).
Colesterol sanguíneo elevado, ¿a qué se debe?
Existe una creencia popular sobre que el colesterol dietético -el que consumimos mediante la alimentación- es el causante de la subida del colesterol sanguíneo. Pero esto no es del todo cierto, a no ser que lo consumamos de manera excesiva.
De hecho, sólo un 15-20% del colesterol dietético que consumimos es absorbido por nuestro intestino; el resto es expulsado a través de las heces. Por tanto, no es tan representativo como creemos en la subida del colesterol en sangre (3).
La principal causa de niveles de colesterol sanguíneo elevado se debe al propio colesterol endógeno que nuestro cuerpo sintetiza por sí mismo a partir de nuestras reservas grasas, provenientes de un consumo excesivo de kcal, grasas saturadas o azúcares. Por tanto, mantener un patrón de alimentación saludable, esto es, una dieta variada y equilibrada, que incluya los diferentes grupos de alimentos en sus cantidades adecuadas, así como practicar ejercicio físico de manera regular, es clave para mantener unos niveles de colesterol sanguíneo adecuados.
Surimi y colesterol
¿Qué sabemos del surimi a nivel nutricional? ¿Y cómo se relaciona con el colesterol? A nivel nutricional, el surimi apenas contiene grasa.
Recordemos que el surimi nace como técnica de conservación del pescado en el Japón del siglo III; y se obtiene del picado de los filetes de pescado muy fresco, es decir, es pura proteína del músculo o la «carne» del pescado ya que el objetivo es extraer la pura proteína fresca del pescado. Por tanto, el surimi es un ingrediente bajo en grasas, bajo en grasas saturadas y bajo en colesterol. No obstante, el surimi puede aportar cierta cantidad de ácidos grasos, conocidos como los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, siendo su origen el propio filete del pescado.
Es importante resaltar que reducir el consumo de grasas saturadas contribuye a mantener unos niveles de colesterol sanguíneo en sangre. Además, también se ha demostrado que reemplazar estas grasas saturadas por grasas insaturadas como los omega-3, ayuda a reducir los niveles de colesterol (4). Estas son declaraciones aprobadas por la propia EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).
Por tanto, el consumo de surimi como parte de una dieta variada y equilibrada no supone ningún riesgo para nuestros niveles de colesterol sanguíneo. Además, los productos elaborados a base de surimi, como son las barritas de surimi Krissia®, aportan proteínas de alto valor biológico son fuente de omega-3, vitamina B12 y selenio.
Las barritas de surimi se han convertido en un alimento muy versátil para incluir en una dieta variada y emplear en nuestra cocina. Pueden ser un buen complemento para la alimentación de ciertos grupos poblacionales que no pueden consumir pescado crudo por riesgo de anisakis o que tienen limitadas ciertas especies de pescado por su contenido en mercurio, como es el caso de las embarazadas.
Las barritas Krissia® no contienen raspas, y su textura hace que sean fáciles de comer, por tanto, son una buena alternativa para personas de edad avanzada o con dificultades de masticación. Además, son aptas para personas intolerantes al gluten, la lactosa o la proteína de la leche.
- Grundy, S. M., et al. (2018) AHA/ACC/AACVPR/AAPA/ABC/ACPM/ADA/AGS/APhA/ASPC/NLA/PCNA Guideline on the Management of Blood Cholesterol. Circulation, 139(25), e1082-e1143;
- Roth, G. A., et al. (2017). Global, Regional, and National Burden of Cardiovascular Diseases for 10 Causes, 1990 to 2015. Journal of the American College of Cardiology, 70(1), 1-25
- R. M. Weggemans, P. L. Zoch, E. S. Tai and J. M. Ordovas, et al. ATP binding cassette G5 C1950G polymorphism may affect blood cholesterol concentrations in humans, Clin. Genet, 2002. 62, 266–299.
- Reglamento (UE) n.º 432/2012 de la Comisión, de 16 de mayo de 2012, por el que se establece una lista de declaraciones de propiedades saludables permitidas en los alimentos, distintas de las relativas a la reducción del riesgo de enfermedad y al desarrollo y la salud de los niños.