Cuando vamos a comer a un buen restaurante y organizamos una celebración un poco más especial, como la del día de Navidad o nuestra boda, todos nos fijamos en la forma en la que está puesta la mesa. Un detalle al que no damos tanta importancia en nuestro día a día y que nos impresionará en un gran evento. Pero ¿qué ocurre cuando nos toca a nosotros ponerla y seguir el protocolo? ¿Tenemos claro por dónde empezar y cómo se coloca cada elemento correctamente?
Si buscamos la palabra protocolo en la RAE se define como “el conjunto de reglas de formalidad que rigen los actos y ceremonias diplomáticos y oficiales”. Su acepción también se amplía a la vida cotidiana como el conjunto de reglas de cortesía que se siguen en las relaciones sociales y que han sido establecidas por costumbre. Por tanto, aunque en nuestra vida diaria nada nos obliga a cumplirlo, siempre es recomendable tenerlo en cuenta, sobre todo ante determinados ambientes y entornos.

En este post podréis encontrar las claves sobre cómo poner una mesa elegante en cinco sencillos pasos:
- Redondas o rectangulares, todas valen… Antes de empezar debemos tener en cuenta si la mesa que vamos a montar es rectangular o redonda. Si estamos organizando una cena formal las rectangulares son las más idóneas, teniendo en cuenta que habrá que dejar libres las cabeceras. Sin embargo, si se trata de una cena algo más distendida o entre amigos, las mesas redondas propician más la conversación entre todos los invitados. Eso sí, tampoco hay que volverse locos, sino optimizar y explotar al máximo los recursos de los que dispongamos en nuestros hogares.
- La arruga no es bella en los manteles…La mantelería deberá estar perfectamente planchada, ya que cuanto más tiesa está la tela, más bonita queda extendida sobre la mesa. Además, no hay nada peor que un mantel pequeño o que quede corto, debemos buscar siempre que cuelguen el máximo sin que lleguen a arrastrar contra el suelo. Si además queremos proteger el tablero, lo ideal es que antes del mantel hayamos colocado un muletón.
- Descubriendo nuevos cubiertos, como la pala de pescado… Si eres de los que se siente abrumado al sentarse y ver una infinidad de cubiertos, no te preocupes, que la cosa tiene truco. Deberás empezar a usar aquel que esté más lejos del plato, e ir cambiando por orden de fuera a dentro con cada nueva comida. Los cubiertos de postre estarán colocados en la parte superior, entre la vajilla y los vasos.
- El no menos importante, platito del pan… Resulta uno de los elementos que menos se pone en las mesas diariamente, a pesar de que el pan es uno de los imprescindibles para acompañar nuestros menús. Se sitúa a la izquierda del comensal y resulta útil para no llenar el mantel de migas así como para saber cuál es tu trozo y que nadie se lo coma antes que tú.
- Jarras y botellas aparte… Regla fundamental para no deslucir nuestra decoración y seguir el protocolo. Las botellas y jarras deben estar fuera de las mesas, en algún mueble auxiliar. Si las dejamos en el medio nos dificultará la conversación entre el resto de comensales así como el acceso a los platos de comida. Con las botellas en otra mesa evitamos riesgos como el de bañar a la persona que se sienta a tu lado en vino.
Con estos cinco sencillos consejos seremos capaces de poner mesas de revista y nos convertiremos en unos anfitriones de excepción.